Se ha defendido la reducción de la edad mínima para votar de 18 a 16 años como una forma de promover la participación de los jóvenes en la vida política, pero los propios jóvenes no lo consideran particularmente relevante. Y si bien adelantar la edad para votar no es muy bien recibido, el voto obligatorio también tiene pocos partidarios. Las prioridades de los jóvenes para incrementar su participación electoral van en otra dirección: cuando la edad para votar llega a los 18 años, se solicitan campañas de concientización sobre la importancia de acudir a las urnas. Los adultos jóvenes, de entre 24 y 35 años, quieren verse más representados en las listas que los partidos presentan a las elecciones.
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