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El día que Brad Montague se enteró de que un refugio para personas sin hogar en el oeste de Tennessee necesitaba desesperadamente calcetines, decidió encontrar una solución.
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“Los calcetines son algo que a menudo se pasa por alto porque generalmente están demasiado usados para donarlos”, dijo, explicando que es común que las personas sin hogar sufran ampollas y congelación. “Cuando la gente termina de usarlos, normalmente los tiran”.
Montague, escritor e ilustrador, sabía que necesitaba una forma atractiva de captar la atención de la gente para que donaran calcetines.
Era 2010 y llevó el problema a una docena de adolescentes en la escuela secundaria donde trabajó como voluntario en Henderson, Tennessee. Juntos, se les ocurrió una idea: Socktober.
Pidieron a la comunidad que donara calcetines nuevos y terminaron con más de los que Montague cabía en su auto.
“Fue una experiencia edificante y emotiva entregar los calcetines al refugio”, dijo.
Tu sol de mediodía
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Montague, de 43 años, dijo que también repartió calcetines a personas sin hogar que encontró en las calles y les dijo: “¡Feliz Socktober!”.
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“Pensé que sería suficiente con un año, pero luego sucedió algo”, dijo. “Socktober comenzó a extenderse”.
Cuando publicó sobre las donaciones de calcetines en las redes sociales, otras comunidades de Tennessee decidieron realizar sus propios eventos Socktober.
En 2011, realizó una segunda campaña de Socktober en Henderson, que promovió en Instagram. En 2013, se donaron suficientes calcetines para llenar varios vagones.
En ese momento, Montague estaba escribiendo y dirigiendo una popular serie web para niños, “Kid President”, para promover valores como la bondad y la gratitud. En un episodio, la estrella de la serie, Robby Novak, recorrió la Oficina Oval con el presidente Barack Obama.
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“Hicimos un episodio de ‘Kid President’ invitando a todos a iniciar su propia campaña Socktober, y se unieron más personas de las que podría haber imaginado”, dijo Montague. “Después de eso, supe que estaba aquí para quedarse”.
Casi 15 años después, la colecta de calcetines Socktober se lleva a cabo anualmente en todos los estados de EE. UU. y en varios países extranjeros, incluidos Canadá, Australia e India, dijo.
“Ni siquiera podría adivinar cuántos pares de calcetines nuevos se han donado, pero sé que son millones”, dijo Montague. “Lo bueno de esto es que cualquiera puede hacerlo. Todo el mundo necesita calcetines y es fácil compartirlos con la gente”.
Dijo que no convirtió a Socktober en una organización sin fines de lucro porque quería que otros se sintieran libres de seguir la idea. Su sitio web tiene un lugar para que las personas ubiquen refugios para personas sin hogar en sus propias comunidades, y Montague ofrece consejos para correr la voz y realizar campañas de donación exitosas.
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“De lo contrario, sinceramente, no le hago un seguimiento”, dijo. “Ahora me veo como un entrenador al margen, animando a todos”.
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Empresas y comunidades de todo el país ahora reúnen a la gente para donar calcetines nuevos cada otoño, dijo, pero la idea se ha vuelto especialmente popular entre los grupos escolares.
En Bartlett, Tennessee, la maestra de educación especial Rachel Taylor supervisa una colecta de calcetines todos los años en la escuela secundaria Elmore Park. Los estudiantes han contribuido con unos 10.000 pares de calcetines nuevos a un refugio para hombres y a un refugio de crisis para mujeres y niños durante los últimos ocho años, dijo.
“Es mucho más que sólo calcetines”, dijo Taylor. “Socktober significa para mí amor, generosidad y alegría cada año”.
En la Escuela Primaria Ridges en Sherwood, Oregon, los estudiantes han recolectado calcetines nuevos para donarlos cada otoño desde 2014, dijo Lindsay Walker, maestra de segundo grado.
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“He tenido estudiantes que tienen puestos de chocolate caliente y sidra y usan su dinero para comprar calcetines”, dijo. “Otros han recogido latas y botellas para conseguir dinero, y algunos han hecho tareas domésticas”.
“Aprenden gratitud y empatía, y probablemente nunca volverán a mirar un par de calcetines de la misma manera”, añadió Walker.
Anderson Brown, un estudiante de quinto grado en la escuela, dijo que espera con ansias el Socktober cada otoño.
“Debemos demostrar que nos preocupamos por todos, pase lo que pase”, dijo Anderson, de 11 años.
Jill Oltmon, maestra de octavo grado en Crete Middle School en Creta, Nebraska, dijo que sus alumnos hacen del Socktober una competencia amistosa cada año.
“Crean contenedores de calcetines para recogerlos y comerciales que se transmiten en los anuncios de la mañana”, dijo Oltmon, explicando que han donado casi 2.000 pares de calcetines a refugios para personas sin hogar, organizaciones benéficas de iglesias y programas de mochilas escolares de la zona.
Montague dijo que está profundamente agradecido con todos los que continúan con la tradición Socktober.
“Hay desafíos y oscuridad en el mundo, pero también está sucediendo otra historia que involucra el trabajo silencioso de miles de personas”, dijo.
“Todo el mundo necesita calcetines, pero en realidad esto es sólo un punto de partida”, dijo Montague. “Los calcetines pueden ayudar a conseguirle a alguien una chaqueta abrigada o servirle una comida caliente. Las posibilidades siguen y siguen. El cariño es contagioso de esa manera”.
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