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El brasileño Thiago Yoshinaga, de 44 años, y el polaco Lukasz Gieranczyk, de 43, se hicieron buenos amigos durante sus años universitarios. Era común unirse a otros colegas para disfrutar de divertidos partidos de fútbol en Brasil. Sin embargo, después de graduarse, la vida los empujó por caminos diferentes. Pero, como el destino siempre depara sorpresas, casi 20 años después los dos se reencontraron en Lisboa y decidieron desarrollar un proyecto conjunto, la serie Bitocos e Imperaisque se estrena este miércoles 25 de septiembre.
Con cinco episodios en la primera temporada, que estará disponible semanalmente en YouTubela serie surgió de las muchas conversaciones de Thiago y Lukasz centradas en dos de los platos gastronómicos más populares de Portugal, el bitoque (filete con salsa, patatas fritas y un huevo) y el imperial (que los brasileños dicen que es como la cerveza de barril, pero los portugueses lo refutan). “Decidimos abordar los problemas cotidianos desde la perspectiva de los inmigrantes brasileños”, dice Lukasz, que vive en el país por segunda vez, desde hace poco más de un año. “Se trata de un punto de vista muy importante, ya que los inmigrantes en Portugal ya superan el millón, el 10% de la población del país”, añade Thiago.
Inicialmente, Bitocos e Imperiales sería un largometraje. Sin embargo, los realizadores acabaron eligiendo la serie para retratar la realidad portuguesa desde una perspectiva exterior. Los temas surgieron de forma natural. “Lukasz es un emprendedor, por eso nos encargamos de eso. Portugal vivió una crisis inmobiliaria, por eso también profundizamos en este tema”, afirma Thiago. Según Lukasz, la elección de mirar a los inmigrantes brasileños tiene que ver con el creciente crecimiento de esta comunidad en Portugal. “En cualquier lugar del país al que vayas, hay brasileños. En el restaurante, el dueño es brasileño, el chico que sirve es brasileño, la persona que come es un turista brasileño. La otra cara de la moneda es la que no nos gusta mucho, la de la xenofobia, pero es muy pequeña”, subraya.
DIVULGACIÓN
La misión de la serie es mostrar cuán positiva ha sido la presencia de brasileños en Portugal, en todos los aspectos, y también en las idiosincrasias. “Es importante decir que la población brasileña en el país no es homogénea. En el episodio sobre el mercado inmobiliario hay quienes viven en propiedades de lujo y quienes subarrendan una habitación con otras personas. Las diferencias entre los brasileños hacen que la gente se identifique con las historias”, destaca Thiago. Para él, una línea de diálogo más abierta ciertamente ayudará a derribar las barreras que hoy alimentan olas de intolerancia, que no se limitan a Portugal. “Es un problema en muchas partes del mundo y tiene mucho que ver con la economía, con el sentimiento de pérdida”, añade Lukasz.
Hecho con corazón
En la valoración de Thiago, es importante resaltar que, a pesar de toda la proximidad del idioma, existen importantes diferencias culturales entre brasileños y portugueses. Lukasz ejemplifica: “Si un portugués detiene el coche en una calle estrecha para recoger algo, el que va detrás lo entiende. El brasileño ya está tocando la bocina”. Por lo tanto, los cineastas creen Bitocos e Imperialeses importante estar abierto a comprender las diferencias y saber afrontarlas. “Cuando estás cerrado, predomina la ignorancia, el enfado de ambas partes”, subraya Thiago.
Lukasz cree que, económicamente, los brasileños están preparados para ejercer “el brazo fuerte”, aquellos que asumen los trabajos más duros, si es necesario. “Esto también genera cierta tensión, pero nada comparable a lo que ocurre en otros países, donde chocan culturas muy diferentes. Los brasileños y los portugueses tienen mucho en común”, afirma. “No podemos olvidar que varias generaciones de portugueses crecieron viendo telenovelas brasileñas, conociendo la forma de ser brasileña. Creo que la serie ayudará a todos a ver el lado positivo de la inmigración”, añade.
Para Thiago, que lleva año y medio en Portugal, la mirada exterior abre importantes debates. “Siempre es importante preguntar, incluso comprender. Y no podemos transformar algo en algo más grande de lo que es, y eso va en ambos sentidos”, afirma. “Nuestro objetivo es que la serie conecte con el público de una manera sincera y auténtica, sin grandes innovaciones de formato, pero con mucho corazón. Mostraremos alegría, colores, diversidad, emprendedores”, refuerza Lukasz. Según Thiago, la serie también tiene un toque personal, pues, cuando salió, él estaba atravesando un divorcio. “Todo se hizo con corazón”, señala.